SECTAS RELIGIOSAS Mi paso por el Camino Neocatecumenal
- Clau L.
- 20 may
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A raíz de la entronización del papa León XIV se me dio por ver la información en internet del papa que dejaba el cargo máximo de la iglesia católica, Francisco. Encontré que tres meses antes de su partida al Reino de Dios había disuelto al grupo laico católico Sodalicio, una secta que se hizo famosa en el mundo de las crónicas policiales por sus crímenes de abuso contra algunos de sus integrantes. Después de diez años desde la primera denuncia, por fin se daba termino a este grupo sectario que tanto daño ha hecho.
Me cuestioné el hecho de por qué la necesidad de la religión católica de tener dentro de tan enorme organización subgrupos de formación religiosa. Dentro de la iglesia católica hay tantos grupos que serían difícil de enumerar; pero voy a contar mi experiencia en algunos de ellos por los que he tenido la suerte de pasar.
Mi primer contacto con la iglesia católica fue desde el seno de mi hogar. Sin ser devotos, en mi familia no era concebible pasar la Semana Santa sin recorrer las siete iglesias ni comer pescado. Mis padres nos bautizaron y nos pusieron en un colegio católico, por lo que consecuentemente hicimos la primera comunión y la confirmación, sacramentos básicos del dogma de fe. En mi caso particular yo solo hice lo que hacían los demás. No podría decir que sentí algo especial al cumplir con estos sacramentos o que, tal vez, tenia una remota idea de qué eran.
Cuando mi colegio hizo el cambio de monjas ursulinas a monjas franciscanas, estas últimas nos invitaron a una ceremonia de cambio de hábito en la Capilla Santa Matilde; fuimos un grupo de alumnas del 5to de secundaria. Nunca me olvidaré que al terminar la ceremonia se nos acercó la Madre Salomé, a la que años mas adelante llegaría a querer entrañablemente, y nos golpeó la cabeza con el tocado de la novicia que acababa de profesar sus votos perpetuos, mientras yo cruzaba mis dedos como una especie de mudra para evitar cualquier maldición.
Por ese tiempo yo no quería vincularme con la iglesia católica; sin embargo, los caminos de Dios son misteriosos. Cuando mi hermana Pao estudiaba secundaria en el colegio Lord Byron fue invitada por una de sus amigas a participar del coro de Pro Eklesia Sancta y con algunos engaños fui llevada a formar parte del ministerio de música. Había tenido una experiencia musical en un concurso en secundaria, pero no creía tener mucho talento; sin embargo, el Hermano Armando sacó mi potencial musical. Hasta descubrió mi registro vocal: Contralto. Paralelamente, al ser un grupo de formación jesuita, teníamos una especie de iniciación religiosa con los pasos Ignacianos, algo así como soldados de Cristo. Entre que ensayábamos para la misa del domingo los días sábados, en la semana también podían convocarnos para recibir charlas con dos sacerdotes y también nos asignaban un Guía Espiritual para ayudarnos con nuestros ejercicios espirituales, que si no mal recuerdo, eran diez, uno de ellos era Propósito de Enmienda. Toda esa novedad me agobiaba al principio, pero fue la primera semana santa, entre el humo del incienso, la solemnidad de los ritos religiosos, la pomposidad de la ornamentación y los cantos casi angelicales que despertó en mi una creencia absoluta en Dios y su hijo Jesús. De pronto me sentí mal y con mucha culpa por haberle dado la espalda tanto tiempo. Empecé a realizar mis ejercicios espirituales rigurosamente hasta que llegó lo que tenia que llegar. Mi Guía Espiritual, la hermana Lorena me dijo lo que yo no sabia pero ella si: yo tenia vocación religiosa y estaba llamada a unirme a la vida religiosa. "No tengas miedo". Era un privilegio. Mi yo analítico se dejaba llevar por ese torbellino religioso; una parte de mi decía Si, pero la otra parte miraba que la mayoría de los seminaristas y novicias eran jóvenes hermosos sacados de un afamado colegio italiano. No puedo negar que me embelesaba ser parte de ellos, la música era parte fundamental; yo estaba siendo seducida por la magia de la frecuencia sacramental. Pero algo de todo eso me hacía ruido, algo desarmonizaba. De pronto veía jóvenes seminaristas que renunciaban y no se volvía a saber de ellos. Noté entonces que la propaganda jesuita en los alumnos de este colegio ejercía un lavado de cerebro para que se unan al seminario donde "solo los fuertes en Dios" permanecen. Yo quizás era una de esas soldadas de Dios, firme en mi Fe y dispuesta a todo por entregarme a Cristo, hasta el día que la disonancia en mi oído fue muy notoria.
Mi hermana Pao y yo éramos muy unidas al punto de intercambiarnos ropa, como muchos hermanos hacen; pero para mi Guía Espiritual esa unión fraternal debía tener limites. Recuerdo esa incómoda conversación una tarde en el recinto de Jesús María. Impactada cuestioné sus "consejos" para alejarme de mi hermana. ¿Acaso era la segunda parte del plan? ¿Separación familiar? De hecho, si perteneces a cualquier grupo implica un alejamiento de tu familia; pero ¿romper absolutamente para ser parte de otro grupo como familia...? Todo aquello pasaba mientras veía enamorados rompiendo sus amores juveniles por ingresar a la vida religiosa en esta "secta". Triste y desmotivada fui a mi casa a pensar y luego de unos días regresé para decirle a mi Guía que no tomaría los votos religiosos en su organización. Trató de persuadirme usando una frase que terminó por ayudarme a dar el paso de alejarme para siempre: "Ahhh, ahora piensas que ves todo más claro".
Hasta ese día llegó mi experiencia en Pro Eklesia Sancta, siempre extrañaré al Hermano Armando, que sin duda fue el único con un verdadero carisma espiritual.
Yo y mi pseuda vocación religiosa fuimos a buscar refugio donde aquellas monjitas de la Capilla Santa Matilde. Ahí hice amigos entrañables en el coro, de Fe simple y sin obligaciones, de un amor inocente a Dios y al prójimo. Amigos de verdad que hasta hoy tengo la suerte de conservar quizás debido a la ausencia de sectarismos. El que entra lo hace porque quiere, y el que quiere irse se va y punto.
Sea como sea y donde esa, yo era otra. Una que quería estar cerca de Dios pero lejos de grupos sectarios; una persona que buscaba a Dios de una manera más purista, de la misma fuente, lejos de la influencia mundana del hombre. Gracias a la caída del Sodalicio ahora queda claro que el interés del hombre en hacer grupos religiosos, sectas mejor dicho, es para un fin único: Dinero. Como solía decir uno de los curas de Pro Eclesia Sancta aludiendo a Trotsky y esbozando su perfil socialista: "El fin justifica los medios".
De ahí en adelante yo pasé por algunos otros grupos católicos, más simples y de más ayuda espiritual, o al menos eso parece, como el Grupo de Oración del Padre Ignacio Larrañaga, el que recomiendo sinceramente a cualquier persona sin importar su religión.
Hasta hace unos pocos días, otro grupo que hubiera recomendado seria el Movimiento Neocatecumenal, sin duda, los pocos años que participé ahí fui una convencida de que te ayudan a madurar como persona y a conocer el amor de Dios a través de tu propia aceptación. "¿Cómo vas a amar si no sabes que es recibir amor?". Es un grupo Cristo céntrico y mariano, bastante parecido desde su organización con Pro Eclesia, pero en lugar de ejercicios espirituales progresivos, en el Camino Neocatecumenal se hacen "Pasos" que pueden demorar hasta 30 años; y en vez de un Guía Espiritual ellos tienen catequistas laicos y en el inicio de las "comunidades", que es así el nombre que se les dan a los pequeños grupos de iniciados, ponen un matrimonio Guía para orientar sobre el manejo del grupo: encuentros una vez por semana, Eucaristía sabatina, preparación de la palabra que es por subgrupos y puede tocar cada 6, 7 u 8 semanas, dependiendo de la cantidad de integrantes, convivencia mensual para hablar sobre los problemas de la comunidad y finalmente la convivencia de "Paso" que puede ser cada 2 años y también depende del progreso de la comunidad. El "Paso" lo aprueban todos o ninguno porque "La comunidad va al paso del más lento".
Llegué ahí por un enamorado que tuve, pero luego los sacerdotes, catequistas y hermanos al hacer la pregunta "¿quien te trajo al camino"? debía responder "Me trajo Dios" y al final es cierto claramente. Son los caminos de Dios.
Desde que entré a mi comunidad tuve claro algo, como una premonición a mi duración en el grupo. Yo sabia que no pasaría el Segundo Escrutinio (segundo paso). Y así fue. Los vaivenes en la relación con el enamorado que me llevó al Camino Neocatecumenal me habían desmotivado anímicamente. Pero no creo que haya sido solo eso. Las comunidades son muy demandantes. Cierta vez le pregunté a un hermano de otra comunidad cuando tocaba un descanso en todo ese trajín de pertenecer al catecumenado a lo que respondió: "Ya descansarás en el cielo" (aquí entraría perfecto un emoticón de espanto).
Un cuadro de estrés severo me había dejado con una secuela estomacal complicada, por prescripción medica debía dejar algo de mis tantas actividades, de las cuales trabajar y estudiar no estaban en cuestión. Era claro que debía alejarme del catecumenado. Obviamente había un juicio sutil de mi comunidad por mi apego a lo material. "Ahí donde está tu corazón está tu tesoro"; pero mi pensamiento analítico siempre me acompañaría: "Quien no paga mis cuentas no me puede persuadir".
A pesar de mi decisión de separarme de la comunidad siempre rescaté lo mejor de ella como aprender a leer la biblia y ver como Dios te puede hablar a través de ella; aunque si hubo cosas que, como me pasara con mi Guía de Pro Eclesia, me hacían algo de disonancia en el oído, por ejemplo cuando una de mis catequistas, en uno de los famosos "Anuncios de comunidad" (una especie de convocatoria extra ordinaria), dijo voz en cuello que el atentado de las Torres Gemelas era "Castigo de Dios a la Gomorra de estos tiempos". Mi hermana Anita vivía hace poco muy cerca de Nueva York y el día del atentado estábamos tan aterrados y preocupados sin poder comunicarnos. Mientras la catequista lanzaba sus juicios extremistas yo no podía dejar de pensar en las casi cinco mil personas que perdieron la vida de una manera tan cruel, nadie merece una muerte así.
Aún así, siempre tuve la mejor de las opiniones sobre el grupo catecumenal hasta hoy, que después de muchos años, y luego de ver varios documentales sobre el poder de la secta sodalicia concluyendo que todo es por dinero, investigué sobre la captación de recursos del catecumenado.
Hasta el "paso" que llegué a dar nunca nos pedían dinero. Todo lo recaudado era para costear las actividades internas o para probarse ante Dios sobre el apego a lo material; pero jamás en beneficio de los catequistas, sacerdotes o los fundadores. Como les comenté, mi pronóstico se cumplió. Hice el intento de pasar los segundos escrutinios pero mi comunidad no pasó. Particularmente no sé si yo lo hice mal o bien. Lejanamente recuerdo la crítica de dos hermanos sobre mi. Yo estaba pasando por el divorcio, no era una época fácil. Cuando llegó mi turno de ser "Escrutada" conté a toda mi comunidad que enfrentaba un divorcio por adulterio, pero nunca dije que en medio de mi desgracia pedí ayuda a varios "hermanos" para que vengan en mi auxilio". Pero en lugar de recibir su apoyo, ese día del escrutinio uno me acuso "Victimista" y el otro dijo que yo me casé solo porque quería tener un hijo a la fuerza. ¡Vaya hermanos!
Mi corazón estaba muy debilitado como para soportar el escarnio público. Un poco más adelante en el tiempo quise darle una oportunidad a l a comunidad, pero ya divorciada y con una nueva relación sentimental, me fue difícil soportar las habladurías sobre mi Adulterio con ese toque de superioridad moral, porque valgan verdades, no hay mujer mas digna y santa que la neocatecumena, esa que debe parir aunque el útero no aguante.
Yo me fui y no sé con certeza que más rigores vienen con los "Pasos" siguientes. Por ahí he leído a algunos ex catecumenos que llegaron más lejos que yo, que a medida que avanzas van pidiendo cosas como el Diezmo, para el soporte económico de la comunidad y ese, justamente, es el punto de quiebre de muchos grupos sectarios. Primero te atraen, te introducen en mecanismos de culpabilidad y posterior redención. Eres el pueblo de Israel cansado de vagar 40 años en el desierto, eres el Moisés asesino, el Jacob ladrón, eres Job enfermo y sin nada, eres la Magdalena sin virtud, eres el Jesús crucificado. Pero tienes una comunidad que no tiene asco de ti y te acepta con tus pecados. ¿En serio? Las dignísimas señoras no me querían ni hablar después de mi divorcio por mi atrevimiento de tratar de iniciar una nueva relación. Yo me salí, pero hay quienes soportan cualquier maltrato disfrazado de la voluntad de Dios, porque "Dios te pone ahí, con esas personas que nunca hablarías fuera de la comunidad para que haga su obra en ti", y esos afortunados elegidos, ceñidos con la envestidura de Hijos de Dios son los elegidos para financiar este gigante del Business religioso. Bueno, de algo tiene que vivir el hombre.
Al final me divorcié a pesar que el P. James qdp me dijo: "Hija, no te divorcies, nadie te está poniendo un cuchillo en la garganta. Dios quiere salvar tu matrimonio". Me dijo "Hija", pero fuera de la comunidad nunca me respondía el saludo. Me dijo que no me divorcie, sin tomar en cuenta que a veces es de masoquistas aguantar los insultos y presiones cuando la otra parte ya no quiere tenerte en su vida. Me dijo que Dios quería salvar mi matrimonio. Se equivocó. Dios me quería digna aunque eso significase divorciarme.
Para algunos yo debo estar rompiendo el Arcano de la comunidad, pero yo estoy hablando solo de mi experiencia, aunque debo decir que algunos casos dentro de los segundos escrutinios fueron realmente un escandalo con la aprobación del padre y los catequistas que no sabían cuando detener a algunos matrimonios que entraban en muchos detalles íntimos que realmente no servían más que para el morbo.
Del enamorado que me llevó supe que se casó y tuvo un hijo. Recién ahora, después de haber investigado algunos testimonios, me pregunto si Su comunidad tuvo algo que ver en su decisión de terminarme, teniendo en cuenta que si es un grupo que suele manipular a sus integrantes. Quizás solo fueron sus propias inseguridades, pero al final, fue lo mejor sin temor a equivocarme.
Yo ahora camino libre sin necesidad de que alguien más me direccione o me juzgue, haciendo el bien lo mejor que puedo tanto a mi como a mi prójimo (o próximo). Hay muchas cosas buenas que aprendí en el neocatecumenado y tengo lindos recuerdos de mis hermanos de comunidad, con los que aun conservo relativa comunicación o aun de aquellos que preferí dejar en el pasado. Creo firmemente que nadie ni nada llega a tu vida por gusto. Todo y todos tienen un propósito en nuestras vidas. Pero solo uno mismo debe determinar hasta donde dejamos que nos manejen.
¿Tienes alguna experiencia parecida? Si algo te está haciendo ruido, si la música está sonando mal es momento de evaluarlo todo. Nunca es tarde para descubrir la verdad y solo ella nos hará libres.
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