Llegó el Dia del Padre 2023, y mientras muchas personas en el mundo debaten si se debe saludar a los padres ausentes o si se debe saludar a las madres luchonas que son padre y madre, en mi oficina decidimos hacer Caja China, seguramente como muchos de ustedes también lo harán este día.
En esta ocasión, el Gerente puso una regla clara: "Todo se come en la oficina. Nada para llevar". Pero yo, como siempre, me las ingenié para llevarle a mi hija una porción (chiquitita).
Mientras degustaba el sabroso manjar, mi hija y yo íbamos hablando de la realidad de los jóvenes de su edad y sus dificultades para poder “despegar” en esta competencia llamada Vida. Algunos tienen la suerte de contar con el apoyo emocional y económico; muchos padres y madres se convierten en orientadores y mentores de sus hijos para que se desarrollen profesionalmente. Eso depende de muchos factores: son padres que recibieron el mismo apoyo de sus padres; son profesionales; vieron ejemplos en sus centros de labores, de sus propios compañeros apoyando a sus hijos; o tiene un alto sentido del desarrollo humano, aun sin haberlo experimentado. Pero, por el otro lado, existen padres que no apoyan a sus hijos en el camino a la profesionalización. No siempre es por el factor económico; puede tratarse de falta de empatía con los hijos, egoísmo, ignorancia, estrechez mental. La culpa puede recaer tanto en un padre como en una madre. El éxito o fracaso puede depender de los dos padres o de uno solo. Tenemos innumerables ejemplos de jóvenes que a falta de padres han tenido madres que, como se dice criollamente, se han sacado la mugre para llevar a sus hijos al éxito. Igualmente hay hijos cuyos padres han demostrado coraje para trabajar y aun así estar siempre presentes en las labores de casa, pasando más tiempo con sus hijos y educándolos satisfactoriamente en ausencia de la madre.
Pero en esta conversación con mi hija, nos quedamos analizando la situación de aquellos jóvenes que sus padres les han dicho directamente y sin tapujos que no los apoyarán profesionalmente. Mi hija, muy desconsolada, acusaba a esos padres de “Malos padres”. A lo que yo le pregunté: ¿Por qué acusas a los padres e ignoras a las madres? ¿Acaso ella no sería también responsable en la educación de los hijos?
En familias funcionales, es decir donde hay padre y madre, unidos de hecho o en matrimonio, la responsabilidad del desarrollo profesional de los hijos es de ambos, aun uno de ellos no trabaje generando ingresos al hogar. El que no trabaja sería, en este caso, el que tenga la Obligación de actuar como Orientador, tanto del hijo como de la otra parte del matrimonio, porque quizás no sepa como aportar en esta etapa de los hijos. Lo cuestionable aparece cuando ambos trabajan y ninguno ofrece un apoyo sustantivo a los hijos.
Es difícil ser padres ¿no creen?.
En la tertulia con mi hija observamos que muchos padres, madres e hijos ven como una excelente opción las instituciones particulares ya que las nacionales implican demasiada competencia. Los padres y/o madres en desventaja económica pueden sufrir una especie de Estrés Post Secundaria, ya que no cuentan con los recursos económicos y muy seguramente no aprovecharon los últimos años de secundaria para exigir a sus hijos un alto nivel académico. Es natural pensar que el tiempo se agota y los años pasan y su panorama es estrecho. ¿Acaso solo existen universidades particulares? Si se desechan las universidades particulares y nacionales, aún quedan los Institutos nacionales con una amplia gama de carreras, y por ultimo también existen los CEOS.
Le dije a mi hija: “Tuve compañeras de secundaria que se metieron a estudiar para estilistas en un CEO en San Luis” “Se puede estudiar Corte y Confección”.
“Cualquier habilidad u oficio técnico te dará de comer”
La pesadumbre que sentía mi hija iniciando la conversación por ver que jóvenes de su edad deben trabajar en lugar de estudiar, se iba desvaneciendo a medida que le daba opciones para ellos.
“¡TRABAJO REMOTO!!”
Para reforzar mi teoría, le conté a mi hija que mi padre no fue del tipo Orientador, ni financiador. Cuando terminamos el colegio nos dijo que pagar estudios superiores era una pérdida de tiempo y dinero para 3 jovencitas que se casarían de inmediato para ser amas de casa. En estos tiempos eso sería acusado de Machista y retrogrado. Mi padre parecía Talibán en ese sentido (y muchos más, creo). Mis hermanas empezaron a trabajar desde muy jóvenes; mi hermana menor tuvo que trabajar saliendo del colegio y no por eso se acaba el mundo. Al final, los padres serán juzgados por algo de mucho mayor peso que el reclamo de los hijos: su propia consciencia.
En general, en este Dia del Padre, todos nos ponemos a evaluar cuan buenos fueron los padres. ¿Merecen el agasajo? Tal vez no.
Yo prefiero pensar en las cualidades positivas de mi padre, aquellas que me dejaron un claro ejemplo de trabajo y responsabilidad.
Mi padre, cuando lo veo desde su infancia, tuvo muchas carencias. Quedó huérfano y tuvo que trabajar desde niño. Yo no me atrevo a juzgarlo, al contrario, siento un profundo amor por él. A diferencia de mis hermanas, si me apoyó para mis estudios técnicos, pero no hasta el final. Me quedé con la carrera inconclusa; pero luego yo misma me eduqué y salí adelante usando las armas que mi padre me enseñó y al final fueron más valiosas que los de estudios: puntualidad, responsabilidad, destreza, lucha y nunca rendirme. Mi padre me enseñó a ser una persona trabajadora.
En conclusión, pienso que este dia no es para hacer balances, porque quizás nosotros mismos saldríamos perdiendo frente a nuestros hijos.
La vida es una carrera; quizás contemos con buenos entrenadores, quizás no. Al final, la competencia es de uno solo.
Felices los que llegan a la meta y pueden voltear a agradecer a quienes fueron su apoyo.
Los que llegan solos…. Esos son los que besan la copa del triunfo con un gran orgullo y tienen el deber y responsabilidad de apoyar a los que vengan después.
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