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CUENTA TU HISTORIA

  • Foto del escritor: Clau L.
    Clau L.
  • 28 ago
  • 6 Min. de lectura

Porque vale la pena saber quién eres y de dónde vienes...


¿Estamos perdiendo encanto y magia?

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Las familias casi ya no hacen la "sobre mesa" y si la hacen es para hablar de los temas que están invadiendo las redes sociales o en otros casos hablar del día a día. Y está bien.

La cosa es estar comunicados. ¿Qué hiciste hoy? ¿Cómo te fue en la reunión? ¿Qué tal rendiste el examen? ¿Qué comiste!?


Pero qué hay de nuestra propia historia. ¿Por qué no contamos nuestra historia? Que nuestros hijos y nietos sepan de dónde venimos. ¡Qué importante es!


Recientemente se ha estrenado la serie "Me haces bien" en Frecuencia Latina y llamó mi atención que esté ambientada en Chucuito, Callao; un barrio que me es entrañablemente familiar. Mi familia paterna se instaló ahí hace muchos años como una familia migrante italiana. Yo pensé que sabía todo de mi familia a través de los relatos de mis padres; nunca me imaginé que descubriría algo más gracias a esta novela peruana.


La Historia de mi Padre


Lo que nos contó. De ahí para atrás...nada.

Eran tres hermanos, hijos de Giovani Liberati y Josefina Basile, le decíamos Pepina, mi nonna. Mi padre y mis tíos quedaron huérfanos muy niños y mi nonna, mi tío Augusto y mi padre tuvieron que trabajar y cuidar de Juanito, el menor, a pesar de ser niños aún. La muerte temprana de mi abuelo los dejó sumidos en la miseria. Mi abuelo, a pesar de haber sido un próspero empresario, padeció una enfermedad que lo llevó a la ruina. Las vicisitudes de la vida tampoco fueron ajenas en su niñez. Su padre, mi bisabuelo Giuseppe Liberati vino a Perú en barco desde San Benedetto del Tronto en Ascoli Picceno dejando a su esposa y sus dos hijos mayores: Achille y Giovani. Estaban en la Post guerra y obviamente sufrieron todas las carencias imaginables. Mi padre decía: "Un día comían el plátano y al otro día la cáscara". Mi Bisabuela, en un acto corajudo, tomó su maleta y a sus dos hijos y subieron en el primer barco a América, sin previo aviso, sin consultar a nadie, solo a los dictados de su corazón. Aquí se reunió con su esposo y tuvieron tres hijos más. De ahí, la historia de mi padre atraviesa un túnel del tiempo y salta hasta cuando mi abuelo Giovani se casa con mi nonna; tuvieron 3 hijos; fueron felices hasta que su enfermedad empeoró fatalmente. Luego de su muerte, mi nonna con sus hijos fueron acogidos en Chucuito, en la casa de una de sus hermanas, mi tía Carmela, casada con Manuel Basile. Si, eran primos, algo muy común en las familiar migrantes.

Mi nonna tejía redes; mi padre armaba cajas de zapatillas en la antigua fabrica Tigre. En medio de la tragedia, supieron mantener la unión familiar y la alegría propia del pueblo italiano; un pueblo sufrido por la guerra y sus consecuencias; un pueblo de exiliados, pero aguerridos; principal colonia extranjera en el Perú y parte importante de la economía nacional.


Yo creí que sabía todo; pero mi papá nos había dejado de contar algo muy importante sobre la infancia de mi nonna Pepina.

Gracias a "Eres mi bien" y mi conflicto por no entender porqué la producción muestra al Barrio de Chucuito como un enclave chalaquísimo y con sabor muy peruano ignorando por completo que más de la mitad de sus habitantes eran migrantes o descendientes de esa pujante colonia italiana. Me causó tristeza ver que ninguno de sus protagonistas lleva siquiera un nombre italiano; así que me puse a buscar referencias históricas del barrio de Chucuito. Fue así como encontré una noticia del año 1932, 10 de enero, del Diario La Crónica donde daban a conocer la tragedia de Santos Basile, el papá de mi nonna, mi Bisabuelo.


LA INUNDACIÓN EN CHUCUITO

Zona afectada por la braveza del mar en Chucuito, entre el Longo Club y la finca de Cicerrello


La casa del súbdito italiano, señor Santos Basile, horas antes de desplomarse minada en sus cimientos por el oleaje embravecido.

El local del Longo Club que amenaza derrumbarse debido a la acción de las aguas del mar.


El pescador italiano Santos Basile y sus seis menores hijos que han quedado en la miseria. Estado en que ha quedado la casa de la familia Basile después de la inundación.


Muro de cemento que defendía al Colegio San José de Cluny y que ha sido arrastrado por las olas del mar.


La braveza del mar ocasiona graves daños en las casas de los pescadores del barrio de Chucuito.

Urge se dicten medidas a fin de evitar que las aguas continúen su obra destructora y que muchos hogares queden en la miseria.

Los deficientes trabajos hechos en el rompeolas de las obras portuarias son la causa de estos daños.

Anteriormente a la construcción de dichas obras nunca se presentó un caso igual.

Desde hace más de o menos dos años y siempre en esta misma época, el flujo y reflujo de las olas, a causa de la braveza del mar y del encajonamiento en que se encuentra la zona comprendida entre los rompeolas y la rivera de Chucuito, ocasiona una serie de daños y perjuicios en todo el trecho de la playa, casi cinco cuadras, desde el local del Longo Club hasta la finca del señor Esteban Cicerrello.

El año pasado las aguas destruyeron los rieles del Longo Club, todo el jardín del Colegio de San José de Cluny, el muelle de la Compañía Peruana de Vapores y avanzaron sobre la playa arrastrando gran cantidad de piedras que amenazaban todas las construcciones próximas. Esta vez el mar a causado muchos daños de consideración en los mismos sitios y además en todas las casas que los pescadores habían levantado a lo largo de esa playa. La finca que más ha sufrido es la que se halla situada entre las calles de Estados Unidos y Rivera. Esa casa fue construida por el pecador italiano Santos Basile a comienzo del siglo XX; en todo ese tiempo, hasta el año pasado, nunca había sido perjudicada en lo manos por las olas. Pero el año pasado, la braveza del mar ocasionó aunque indirectamente, la muerte de la esposa de Basile, y en esta oportunidad, destruyendo totalmente la construcción, ha dejado al citado pescador y a sus seis menores hijos –Josefina, María, Carmela, Rosa, Antonio y Ana- en la mayor miseria.

Por todos estos motivos, es necesario que se dicten las medidas indispensables con el fin de evitar que en lo sucesivo no continúen produciéndose estos hechos y los moradores de esa zona no vivan en perenne zozobra sino con la misma tranquilidad y seguridad que antes de la construcción del referido rompeolas.

Diario La Crónica. Del 10 de Enero de 1932.


Digitalizado por: Ricardo Gonzáles Zapata.

Aporte de: El Callao que se nos fue. Ver menos

— en Chucuito, Callao, Peru.


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Tal vez pueda parecer exageración, pero enterarme de esta noticia (que no recuerdo haberla escuchado de mis padres) me dejó impactada. Me hizo pensar mucho en mi nonna, mi buena nonna Pepina. Su alegría, su carcajada, sus dulces peruanos, su tuco, sus monedas en los bolsillos de su delantal para darnos propina a los nietos... Su collar de perlas falsas..... el collar de corazón verde que una vez me regaló.... todos esos recuerdos me parten el corazón ahora más que me entero que tuvo una niñez dura. Quedó huérfana de madre muy niña, siendo la mayor de seis hermanos no debe haber sido fácil; ya casada perdió a su esposo muy joven y se quedó con sus tres hijos hombres. ¡Cómo fue fortalecido ese corazón a punta de olas bravas y trabajo fuerte! pero aun así yo conocí una mujer alegre. Me pregunto si conocer su historia a tiempo me hubiera hecho valorarla más, quererla más...

No fui a su velorio ni entierro. Y el collar de corazón verde se perdió en el tiempo. Hoy cuánto me gustaría haber guardado un recuerdo de ella, mi buena nonna Pepina.


Por eso mi consejo de hoy es que cuenten sus historias, no tengan pena ni vergüenza. tampoco guarden rencores ni complejos. No sepulten los recuerdos de sus ancestros. Más bien, háganlos florecer en sus descendientes porque toda historia tiene un sentido y un propósito y nos pueden servir para entender mejor nuestro presente.


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