Espíritus Buenos
- Clau L.
- 13 nov 2018
- 2 Min. de lectura
Seguro habrás pensado que vivimos en una sola dimensión y que somos los únicos habitantes dentro de un sistema en un universo del cual no tenemos mucha información.
Vemos, oímos, y sentimos según nuestra percepción en tres dimensiones: altitud, anchura y profundidad. Podemos tocar, oler y saborear una manzana. Su energía está contenida dentro de una composición molecular particularmente agradable. Asimismo todo sobre la tierra es energía y es materia. Todo, aun lo que no podemos percibir.
Cuando nos reconocemos como una parte muy pequeña del sistema galáctico y que recibimos el calor del sol, su luz o la brillante luz de las estrellas por la noche oscura y que la interacción de estas luces celestiales hacen que proyectemos sombras en la tierra que pisamos, nos damos cuenta que estamos en total relación universal. La energía que se inicia en el sol viaja varios kilómetros para finalmente tocar la tierra. Esa energía se puede transformar en la tierra, un ejemplo es la clorofila de las plantas.
Así el sol, la gran estrella en el firmamento, se extinguiera, su energía emitida por siglos ya fue transmitida y transformada.
Nosotros, como cualquier otro cuerpo dentro de este mismo sistema, después de la muerte también somos transformados. Muere el cuerpo material, pero no la energía que llevamos dentro.
Esta energía será liberada después o, en algunos casos, antes de la muerte de la materia.
Nuestra energía también percibe en otra dimensión y tiene la capacidad de percibir mas allá del espacio y el tiempo. Una vez liberada esta energía determinará su nuevo receptáculo o quedará liberada por un tiempo indeterminado porque quizás no es consciente de su nueva situación y en su desconocimiento hará intentos de estar en contacto con el mundo material que dejó atrás. Esta energía a su vez puede mantener una deuda del mundo material anterior o uno mas antiguo por lo tanto buscará pagarla.
En nuestro ambiente podemos estar interactuando con varios entes energéticos por eso es importante ayudarlos a encontrar su camino. La meditación de la consciencia es una buena herramienta, ella nos permite entrar en contacto con el universo y despertar nuestra intuición para saber si las energías cercanas son buenas o malas.
Podríamos pensar que hay energías que conscientemente buscan encontrarnos para darnos alguna señal. Si están cerca es por alguna razón en perfecta armonia con el resto del sistema. Ningún planeta ni ningún satélite se mueve sin estar en relación con el sistema que conforma. Todo en nuestro universo esta matemáticamente sincronizado, hasta aquello que no percibimos.

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