Angeles (peludos) en la tierra

En casi dos semanas vi dos historias relacionadas a abuso físico a perritos. Una me dejó insoportablemente triste y la otra, aunque triste también, me dio esperanza. Creo, que si no estuviera Jonathan en mi vida, quizás ni hubiera sabido de todas estas historias caninas que me hacen cuestionar tanto a la humanidad.

Durante la cuarentena yo tuve que hacer una mudanza forzada y a partir de ese momento empezaría a vivir sola con mi hija. Sabia que terminando la cuarentena volvería a trabajar, pero las clases escolares seguirían siendo remotas, por lo que pensé que seria bueno dejar a mi hija en compañía de una mascota. Es así que trajimos a nuestra familia a Jonathan, supuestamente un labrador que resultó ser un mestizo adorable.

Algo mágico pasó. Algo maravilloso.

La cuarentena nos había cambiado la vida. Cambiamos de domicilio. Cambió nuestra economía, estilo de vida, etc. Todos esos cambios nos deprimían, el futuro era incierto. El encierro asfixiaba. Jonathan nos hacia desafiar las normas. Teníamos que sacarlo a pasear, incluso con toque de queda. Recuerdo que un día nos persiguió un patrullero municipal y con el alta voz nos ordenaba regresar a casa. Gracias a esos primeros paseos por el parque fue que conocimos a gente maravillosa, papás de otros "peluditos" que nos invitaron a regresar cada tarde, a la misma hora, para que nuestros "perrijos" socialicen. Ya nos estaba cambiando la vida para mejor. Todas las tardes, de 3 a 5 (o hasta un poco más) nos reuníamos, primero, algo de 5 personas y sus mascotas, hasta llegar a ser más de 20, algunos con dos, tres y hasta cinco mascotas. Hacíamos un gran circulo mientras los peluditos jugaban felices. Nos seguíamos reuniendo hasta mucho después de levantada la cuarentena, y en Navidad hicimos una chocolatada canina. Y por supuesto, celebramos los cumpleaños de nuestros perrijos. Un mundo ideal donde los humanos y sus mascotas son felices y viven en armonía. El circulo que formábamos era realmente el circulo del amor. Me convencí de que todo lo malo que habíamos pasado tenia el único fin de llegar a estas tardes caninas, a nuestro Club Canino.

El nombre Jonathan lo eligió mi hija, en honor a su personaje favorito de Jojo's: Jonathan Joestar, un hombre bueno y noble. Le creó su propia cuenta de Instagram, pero no llegó a ser tan famoso como otros peluditos. Es bonito ver que existen humanos que cuiden con tanto amor y esmero a sus mascotas. Pero por el otro lado, en internet también puedes ver historias desgarradoras de maltrato animal. Mi hija me pidió que solo comparamos productos "Free cruelty". Dejé de seguir muchas cuentas de Facebook que contaban esas historias tristes, que aunque la mayoría tenían finales felices, yo no podía soportar. ¿Cómo hay gente que puede ensañarse con estos seres indefensos? Pero así es la humanidad, a veces se aprovecha del más indefenso y lo lastima sólo para sentirse con más poder sobre otros, no importa si son niños o animales.

A lo largo de estos ya casi 3 años, mis amigos del Club Canino siempre reportan perritos perdidos o abandonados. les dan agua y comida, a veces los llevan a sus casas hasta que alguien generoso los adopte. No les sobra el dinero ni viven en grandes casonas, solo están dotados de un gran corazón. ¿Qué más podemos hacer nosotros por todos esos animalitos que sufren por la maldad humana?

Hay un grupo humano llamado SOS Rescate @rescate_sos que promueven la adopción de mascotas rescatadas. Hacen actividades para poder solventar gastos de alimentación, vacunas, esterilización etc. Hace poco han organizado una rifa. Mi Club canino colaboró con algunos boletos. No es mucho, pero si todos sintiéramos la misma preocupación por aquellos que comparten el mismo planeta con nosotros, con esos seres de 4 patas que nos dan tanto amor sin pedir nada a cambio, quizás el mundo seria mejor.

Jonathan trajo a mi vida mucha alegría. Gracias a mis amigos del Club Canino entiendo mucho mejor su lenguaje. Yo antes había tenido una mascota, mi querido Cuqui; pero recién con Jonathan descubrí que los peluditos te dicen cosas sin hablar, te entienden más de lo que tu los entiendes a ellos, te dan su amor incondicionalmente, aun cuando hayan recibido una patada, ellos la olvidarán y regresarán a quien los pateó moviendo la cola, esperando una caricia. Una vez leí que los peluditos son como niños de cinco años que nunca crecen. No sé que piensen los demás, pero para mi, Jonathan es mi hijito que me recibe cada tarde dando brincos de emoción. Puedo asegurar que nadie me ha dado tanto amor en la vida. Por eso, cuando veo que otro animalito ha sufrido abuso físico no puedo entenderlo. Me abate. Solo me queda rezar para que hayan seres humanos que los rescaten de los malvados. Exhortar a las personas que sean buenas con sus mascotas, y más aun, con los animales callejeros. No permitamos que sean victimas de la maldad humana. Seamos sus guardianes. Si ellos son nuestros angeles, ¿por qué no cuidarlos?

Ahora, te dejo una tarea: Te pido que cada animalito que veas en la calle lo trates con respeto. Si puedes dales agua y comida. Y si vez que son maltratados denuncia llamando al 105. La Policía Nacional del Perú protege a las mascotas.

Una tarea más: Deja el nombre de tu perrijo en los comentarios, así sabré si eres parte del Gran Club Canino Global, los que amamos a nuestras mascotas porque son familia.